“Brasil hará el mejor Mundial de todos los tiempos”, afirmó la presidenta Rousseff hace unos meses dando por hecho que llegarán a tiempo en la finalización de las obras. El plazo final dado por la FIFA para concluir los trabajos del Mundial era diciembre de 2012. Después de tres aceptaciones de atrasos, los dirigentes mundiales tuvieron que rendirse a lo que en Brasil se llama el jeitinho brasileño, es decir, dejar todo para última hora. Tras probar seis estadios en la Copa Confederaciones de junio pasado, en Río de Janeiro, Belo Horizonte, Brasilia, Recife, Fortaleza y Salvador, Brasil tiene plazo hasta diciembre para entregar los otros seis que se comprometió a construir para el Mundial: Sao Paulo, Porto Alegre, Cuiabá, Curitiba, Manaos y Natal.
Una de las personas que mejor conoce el estado actual de Brasil es Donato, el internacional español que militó en el Atlético de Madrid o Deportivo de la Coruña. "La sociedad brasileña no está contento con lo que está haciendo el gobierno brasileño", destaca Donato que va y viene de Brasil a España.
Una de las preocupaciones de la sociedad canarinha son las manifestaciones que ya han parado. "La gente se manifiesta y es algo normal. Se ha gastado mucho más dinero en los estadios que en la salud de la gente. Muchos hospitales no tienen camas y la gente se está muriendo", grita en voz alta Donato que admite que Brasil no está ahora mismo a la altura. "El pais vive una situación muy difícil. El gobierno está más preocupado por el Mundial y la gente se manifiesta porque deja de lado la sanidad. Hay falta de médicos porque cobran muy poco. Hay muchos problemas dentro de Brasil que el Gobierno no está solucionando. Brasil está castigado por el gobierno. El precio de las cosas aquí no son acordes con lo que cobra la gente. El sueldo medio es de 200 euros y no puede hacer frente a sus gastos".
La seguridad es otro de los problemas que afecta en este caso a los turistas que pueden llegar al escenario del Mundial. Providencia, en Río de Janeiro, por ejemplo, algunas personas descubrían que iban a ser expulsadas cuando sus casas aparecían marcadas, sin negociación previa alguna. "No es como se pinta en España. En Brasil no hay miedo. A veces hay algunos casos pero no se puede generalizar. Brasil tiene suficiente estructura para evitar cualquier problema de seguridad", señala Donato.
La creación de estadios, hoteles, vías de transporte aún no están finalizadas. En Sao Paulo estaba previsto construir un monorrail por 630 millones de euros y en Manaus por 450, pero ninguno estará a tiempo según medios locales y se extenderá hasta 2016. "No se han tirado favelas, es imposible. Lo que pasa es que la policía toma el mando de las favelas, intentan controlar a los bandidos y cuando intentan tomar el control hay peleas".
Violencia y robos
Millones de personas llegarán a Brasil para festejar por todo lo alto la fiesta del fútbol pero mucha gente también estará esperando los bolsillos de todos esos turistas que llegarán con dinero para invertir en su país. La violencia y los robos son dos factores a tener en cuenta en el Mundial. "Infelizmente pasó en la Confederaciones en el hotel de España pero esto pasa en muchos otros paises. He viajado a Grecia, España y más sitios y también ha pasado", alega Donato.Otro de los grandes miedos que existe a la hora de llegar el Mundial serán la compra de entradas que varias agencias ya se han adelantado y han subido el precio un 500%. "Como aficionado no quiero que se aprovechen de los pobres, pero cuando hay un Mundial de por medio la gente quiere aprovecharse de este tipo de evento. No todo el mundo puede ir a un Mundial. He visto a gente dormir en la calle porque no se podia permitir ir a un hotel. Ójala el gobierno pueda controlar este tipo de abusos", afirma Donato.
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